Di un método que puede ayudarte a calmarte rápidamente. ¿Tienes manos? ¿Tienes vello? Seguramente sí. Acerca el dorso de tu mano a la pared, a la mesa, o a cualquier objeto. Luego cierra los ojos y siente ese objeto con el vello de tu piel. Pero no concentres toda tu atención en el objeto externo, sino en la sensación de tu piel. Es como si estuvieras cepillando un zapato; no presiones demasiado, no vayas demasiado rápido, no estés demasiado lejos para no sentirlo, y tampoco demasiado cerca para no sentirlo con intensidad. Debe ser una sensación de existencia y no existencia, algo sutil y evanescente. Al principio, puede sentirse un poco de picor, una sensación de frescor. Continúa sintiéndolo, puede ser un minuto, puede ser cinco minutos, y de inmediato lograrás calmarte, regresar al presente, disfrutar de este momento. En este instante, es muy probable que experimentes alegría y sorpresa.