La verdad de la cultivación del corazón viene al revés. Si quieres que los demás te traten bien, primero debes tratar bien a los demás. Cuanto más complejos sean los demás, más simple debes ser tú. Cuanto más codiciosos sean los demás, más debes dejar ir. Cultivar el corazón al revés, las costumbres se invierten y los engranajes del destino vuelven a girar.
Si quieres tener dinero, primero ayuda a otros a ganar dinero, como plantar un árbol frutal. Si ayudas a otros a plantar plántulas, cuando los árboles den más frutos, naturalmente te tocará una parte; esta es la ley de causa y efecto. Los expertos tienen la sabiduría de ocultar su destreza, así como las plántulas recién brotadas necesitan refugio del viento y la lluvia. Cuando sus raíces estén bien asentadas, no es tarde para dejar que crezcan al viento.
Si te sientes orgulloso de cada pequeño logro, no solo atraerás celos y chismes, sino que también harás que los demás se pongan a la defensiva y, incluso, intenten sabotearte en secreto. Tu corazón es como un imán; cuando tienes una intención en tu interior, tu mundo exterior comenzará a manifestarse.
Solo al reconocer tu cerebro y convertirlo en un ejecutivo, podrás alinear tu mente con tu corazón. El proceso de entrenar la mente es también el proceso de perfeccionar el carácter. Cuando no estás obsesionado con los resultados, tu corazón se calma, tu mente se aclara, tu juicio se fortalece y te enfocas más en las tareas, lo que facilita aprovechar las oportunidades.
Y cuando no eres codicioso, los demás se sentirán cómodos contigo, dispuestos a ayudarte, recomendarte y confiar en ti. En cualquier campo, lo que te llevará a la cima siempre será tu ventaja única y las cosas en las que eres bueno.
Las circunstancias del mundo son como un tablero de ajedrez, cada movimiento es un pasajero.
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La verdad de la cultivación del corazón viene al revés. Si quieres que los demás te traten bien, primero debes tratar bien a los demás. Cuanto más complejos sean los demás, más simple debes ser tú. Cuanto más codiciosos sean los demás, más debes dejar ir. Cultivar el corazón al revés, las costumbres se invierten y los engranajes del destino vuelven a girar.
Si quieres tener dinero, primero ayuda a otros a ganar dinero, como plantar un árbol frutal. Si ayudas a otros a plantar plántulas, cuando los árboles den más frutos, naturalmente te tocará una parte; esta es la ley de causa y efecto. Los expertos tienen la sabiduría de ocultar su destreza, así como las plántulas recién brotadas necesitan refugio del viento y la lluvia. Cuando sus raíces estén bien asentadas, no es tarde para dejar que crezcan al viento.
Si te sientes orgulloso de cada pequeño logro, no solo atraerás celos y chismes, sino que también harás que los demás se pongan a la defensiva y, incluso, intenten sabotearte en secreto. Tu corazón es como un imán; cuando tienes una intención en tu interior, tu mundo exterior comenzará a manifestarse.
Solo al reconocer tu cerebro y convertirlo en un ejecutivo, podrás alinear tu mente con tu corazón. El proceso de entrenar la mente es también el proceso de perfeccionar el carácter. Cuando no estás obsesionado con los resultados, tu corazón se calma, tu mente se aclara, tu juicio se fortalece y te enfocas más en las tareas, lo que facilita aprovechar las oportunidades.
Y cuando no eres codicioso, los demás se sentirán cómodos contigo, dispuestos a ayudarte, recomendarte y confiar en ti. En cualquier campo, lo que te llevará a la cima siempre será tu ventaja única y las cosas en las que eres bueno.
Las circunstancias del mundo son como un tablero de ajedrez, cada movimiento es un pasajero.